
Hay alguien ahí?
De tan acostumbrad@s cómo estamos, nos resulta normal no escuchar ni ser escuchad@s, pero no lo es. Definitivamente, no lo es. Lo natural es escuchar y ser escuchado.
Actividad fundamental en el ser humano, donde las haya. Tan importante que leí hace algún tiempo que en una tribu de Australia -en la actualidad- una de las personas más respetadas es la mujer-escucha, que se dedica a escuchar atentamente a quien quiera contarle algo, sin responderle , juzgarl@ o comentarle nada.
La escucha nos modifica.
Solo tienes que comprobar lo apabullantemente Impactante que es cuando escuchas a otr@ con toda atención y presencia. El efecto es inmediato: la otra persona se siente viva, reconocida, existida !!!!!!!!
Y qué decir de cuando un@ se empieza escuchar a sí mism@?
Aunque parezca un tópico, todo, absolutamente todo, se transforma.
Tanta necesidad de escuchar, de escucharnos… y nosotr@s haciendo oídos sordos. Justificándonos conque no hay tiempo. O, peor aún, conque si a mí no me escuchan por qué voy a escuchar yo. O creyendo, sencillamente, que lo que la otra persona diga, no me interesa. Tremendo. Porque uno de los aspectos más hermosos de comenzar a escuchar es que vas descubriendo cuántas cosas tenemos tod@s que decir. Cuánta alegría y cuánto anhelo hay de ser escuchad@s. Desde pequeñ@s. Hasta la muerte. Qué inmensa revolución!!!!!!!
Y tan sencilla, tan inmediata, tan hermosa.