Reza el Curso de Milagros en su Prefacio: “El conocimiento es la verdad y está regido por una sola ley: la ley del amor o Dios. La verdad es inalterable, eterna e inequívoca. La verdad está más allá del aprendizaje porque está más allá del tiempo y de todo proceso. No tiene opuestos ni principio ni fin. Simplemente es”.
Esto es absolutamente inimaginable para nosotr@s.
No podemos ni siquiera vislumbrar cómo es vivir así, estar así, basándonos en un concepto de verdad como este. Con esa certitud, esa tranquilidad, esa fusión con la vida. No, no lo podemos sentir, creer, ver, soñar. Ese mundo no existe para nosotr@s. 
Así que nos aferramos a este, a nuestro ego, a la rutina mortificante, a trabajar en lugares de esclavitud, a soportar en lugar de disfrutar, a odiar en lugar de amar, a permanecer en el rencor en lugar de volar libres, a alentar el resentimiento en lugar de descubrir la paz. 
Pero esa otra vida existe. No sé dónde ni cómo. Pero existe. Seguro