Son 4 principios que descubrí por “casualidad” y que, en su aparente simplicidad”, me dieron una gran explicación y un marco de referencia para entender mi vida y la vida en general.
Derivan de las antiguas enseñanzas védicas y otras escrituras sagradas y se enseñan a l@s niñ@s en la India.
La primera ley o Dharma dice así:
“La persona que llega a tu vida es la persona correcta”
Algo difícil de creer cuando tus relaciones con otras personas te han ido mal o muy mal. Cuando crees, profundamente, que te has equivocado, qué deberías haber elegido a otra persona que, esa sí, te habría hecho feliz. Cuando crees que el/la otr@ es culpable de todo y tú,simplemente, una víctima.
Pero si puedes mirar desde otra perspectiva es muy liberadora. No me he equivocado ni me voy a equivocar. Esa persona es la que tenia que llegar a mi vida para que yo pudiera ver lo que tenia que ver, para experimentar lo que tenia que experimentar, para dar el salto de conciencia que tenia que dar. No hay equivocaciones al respecto en el universo por mucho que nosotr@s, en nuestra ignorancia, lo creamos así.
Pero también, desde una perspectiva mucho más amplia, nos habla de la interdependencia de personas, cosas y animales en este planeta, en donde vivimos interactuando y en una danza sagrada que casi nunca percibimos porque vivimos en la superficie de lo que sucede.
Sin embargo, esta danza existe y nos permite vivir en armonía con ella o rechazarla y estar en continua disputa con ella y con quienes comparten nuestra vida.
Y es que, ese o esa que llegó a nuestra vida, mucho más allá de hacernos felices o desgraciados, nos ofrecen la oportunidad única de aprender, de descubrir(nos) y, por ende, de transformarnos. Aunque muchas veces sea doloroso o difícil de ver.
