
¿Cómo decido vivir el discurrir de mi día de hoy?
Esta es una gran decisión. Quizás la más trascendental, aunque no lo parezca. Porque no hay otro tiempo, otro lugar que esté, ahora. Y si decido no resistirme a él, entregarme, me estoy lanzando a la vida de lleno, sin paracaídas.
Pero, además, puedo decidir “cómo “. Es decir, cómo me sitúo en este instante, en este tiempo que llamamos hoy. Cómo salgo a la calle, con qué talante. Cómo estoy consciente, Presente, atento a cuanto suceda. Si reacciono , inconsciente, a todo lo que me ocurre o si por el contrario, escucho, doy tiempo, miro -me miro-, acepto una cadencia interior pensada para permitirme una segunda y una tercera revisión de lo que pasa por mi interior y,así, darme una oportunidad para accionar y no reaccionar ciegamente.
Es, también, la decisión de creer -quizás mejor, saber- que lo que me ocurre, en realidad, es la mirada con la que juzgo, dibujo, filtro, lo que “creo” que me ocurre y, por eso, puedo elegir qué conciencia le otorgo a mi mirada para que pueda evaluar, de una manera u otra, las consecuencias e implicaciones de mi interacción con la vida , con el discurrir del día a día, del hoy qué se despierta cada mañana, dándonos la oportunidad de ser cada vez más sabio, de estar cada vez más presente, de poder jugar con lo que la vida nos trae, decididos a expandir nuestra conciencia sin fin.
Llenos de gozo.