Los seres humanos somos capaces de crear el mundo. No solo de cambiarlo. De crearlo. Cada uno de nosotr@s. En cada instante. En cada decisión. En cada mirada, estamos creando el mundo. Conscientes o inconscientes, creamos el mundo. Cada día.
Si yo vivo en la queja, en el pesimismo, la desesperación, el “todo va a peor”, la desconfianza, la visión estrecha y limitada de la conciencia, la convicción de que el ser humano no tiene remedio, la fe en que un@ no puede cambiar nada, en que siempre hay alguien que se aprovecha, en el miedo de que todo lo que se avecina es terrorífico…estoy creando ese mundo, lo estoy expandiendo.
Sin darme cuenta colaboro para alimentar una sociedad sin propósito, sin conciencia, sin escrúpulos.
Si yo, en cambio, empiezo a contribuir con ese ser orgánico que es la humanidad siendo proactivo en todo aquello que me parece fundamental para la expansión de la conciencia, si yo me hago responsable de todos mis actos cotidianos, si puedo ver el lado brillante de este mundo y mostrarlo a l@s demás (incluso con pasión), si voy aprendiendo a amar el mundo con sus sombras y a mí con las mías, si intento vivir en la conciencia profunda de que tod@s somos un@ y lo único que existe es este momento lleno de vida, si puedo ver y compartir las gracias por todo lo que recibo cada día…entonces estoy creando un mundo asombroso de belleza, libertad y plenitud inimaginables.
Para nosotr@s y para cualquier human@ y no human@ en este planeta.
Decisión consciente donde las haya.