
Al hilo del comienzo de este 2024 querría escribir sobre una serie de decisiones que podemos tomar y que,creo, afectan a nuestra vida.
Para mí la primera decisión que puedo tomar, mirar… es la de qué relación establezco con la vida.
Esto es algo que no se enseña y que puede parecer que no tiene sentido planteárselo, pero pienso que no es así.
Consciente o inconscientemente establecemos pactos simbólicos con lo que creemos que es la vida -incluso, a veces, la personalizamos como destino, suerte, un dios…- en los que exigimos/pedimos un cierto comportamiento suyo a cambio de una determinada actitud nuestra.
Y según cómo nos va -desde nuestra perspectiva y nuestras expectativas- empezamos a tener una relación con la vida basada en nuestras creencias. Y aquí nos afincamos, habitualmente, en nuestra edad adulta. Y muy difícilmente modificamos estas creencias o las ponemos en cuestión.
Así, solemos creer que la vida es “mala”, está en contra nuestra, solo nos va a traer desastres/problemas…
Eckhart Tolle delimita esta situación en 3 posibilidades:
1) La vida presente solo es un trampolín para un futuro mejor -y así nos perdemos este momento presente-.
2)La vida son problemas. Y, desde el momento que la veo como un problema, en efecto me llueven los problemas. (La importancia de nuestra mirada, de la frecuencia en la que vivimos)
3) Estoy en guerra con la vida. Y la vida,como un espejo, me devuelve guerra. No la acepto. Y de este modo nos instalamos en la queja, el echar la culpa a otr@s, a lo que sucede o deja de suceder, a la deriva cotidiana… Instalados en el “si/no hubiera pasado aquello y si/no esto otro…Incapaces de abrazar la vida como es, enfadados, muy enfadados.
Sin embargo, podemos decidir abrazar la vida tal como viene, enfocando toda nuestra energía en ver qué hago en este momento, cómo me hago un@ con ella y la vivo lo más intensamente posible.
Porque, puede ser que no entendamos por qué y para qué suceden las cosas, pero suceden así y no de otra manera. E, incluso para cambiarlas, primero tengo que empezar por aceptarlas. Y, puesto que vivo esta y no otra vida, ¿por qué no llevarme bien con ella?