
Me aferro a él, al control, claro. No quiero que me abandone, no quiero abandonarlo. No hay nadie al timón? Si no estoy yo en todo…La vida sería otra si yo tuviera el control. Que no sé ni lo que siento? Qué más da, si yo tuviera el control las cosa serían como yo quiero. O sea, perfectas?
Leo en “Un Curso de Milagros “ algo sobre abandonarme, que Alguien rige las Leyes del Universo, de la Naturaleza. Que yo no decido nada. Que cuando quiero decidir pensando que yo, yo soy quien organiza, sabe, ordena…la cosa no funciona.
Evidentemente, no me lo creo. Cómo alguien va a organizar esto!!?? Si es un caos. Que yo lo sé. Que lo puedo ver todo y a tod@s, en cualquier tiempo y lugar. Bueno, esto es un poco arrogante. Pero yo sé de qué va esto, en serio. (Lo de vivir, quiero decir)
Control, control, control. Muero por el control: del dinero, del trabajo, de l@s hij@s, de las parejas, de l@s amig@s…
No puedo vivir sin él, sin el control, claro.
Control del tiempo (así, en abstracto). Control del día, de cada hora del día. De cuándo y dónde puedo enfermar, de a quién le tienen que tocar las enfermedades y los accidentes (a mí no, claro). Control de la muerte, por supuesto (a quién se le ocurrió esto de la muerte?)
Todo el mundo habla de fluir (yo también) pero yo, en el fondo, lo que quiero es control. Todo el control.
Por favor, si hay alguien ahí, que me dé el control. Vais a ver lo que es bueno.