“La creatividad no es un talento”. Esto leí el otro día (la verdad no sé dónde). Y seguía: “la creatividad es una forma de vivir, de organizarse, de implicarse, de lanzarse a experimentar”. Y parece que el truco de vivir creativamente consiste en experimentar lo que se te viene a la cabeza sin miedo al fracaso ya que el fracaso no puede existir en la experimentación puesto que cualquier resultado es válido. Lo importante es eso, experimentar, crear, perderse en los vericuetos de seguir nuestras intuiciones, visiones, talentos, pasiones… Por tanto la gracia no está en lo que saldrá sino en el mismo quehacer creativo. Y eso reza para casi cualquier actividad. Aunque creemos que la creatividad solo puede darse en el arte, la escritura, las películas, algún juego… Y decimos que las personas que practican estas actividades son muy creativas, pero hacer una tarta de manzana también es creativo; limpiar y organizar un lugar de una manera consciente, deseando que ese espacio sea hermoso y confortable, es creativo; charlar con un amig@ dejándose ir, es creativo; emocionarse ante cualquier circunstancia de la vida es creativo; asombrarse de la naturaleza es creativo; jugar con nuestr@s hij@s es creativo; hacer nuestro trabajo de forma consciente es creativo; escuchar nuestros impulsos y nuestras disquisiciones internas es creativo; leer un libro que nos atrapa es creativo; disfrutar de una película es creativo… Solo es necesario poner conciencia, no juzgarlo y dejarnos ir. Aunque a nuestro juez interior le parezca una aventura innecesaria o pueril. Todo vale para descubrir nuestra capacidad de ser creativ@s sin ninguna etiqueta, profundamente human@s.