
Una terapia consciente es, desde mi punto de vista, un lugar de referencia, la posibilidad de alumbrar tu sueño, tu oscuridad.
Un punto que se vislumbra en medio de la zozobra, que transmite calma, que te hace sentir que alguien sabe por donde vamos y que sirve de guía para que tú, por ti mismo, descubras como tus pies van hilvanando el rumbo que quieres darle a tu vida.
En medio de la tormenta, del túnel que andas atravesando, un fanal de de luz clara resuena en la noche para que puedas sentir que no estás sol@, que hay una salida -o muchas- del túnel, que, desde esa claridad, el terror mengua y las cosas se ven de otra manera.
Y es que, al final, un@s para otr@s somos una cadena de luces que brillan y alumbran la oscuridad para hacernos más y más conscientes.
La terapia consciente nace, desde sus raíces, para ser una de ellas.