Hace un sol esplendoroso 
cuando la tarde se avecina. 
Aquí, en la terraza, el mundo 
parece detenido. 
La vida circula lenta por mi cabeza y aparento no tener ganas de nada. 
De hacer nada. 
Pero aquí estoy. 
Permitiendo que salga 
el escuálido hilo
de mis sentires de adentro. 
Revolviendo y rizando ideas, conceptos, creencias 
que vuelan. 
Que, por fin, vuelan.