¡Qué impresión! Aunque nunca lo había pensado conscientemente, en el fondo de mí estaba convencido (sin darme cuenta) de que se evoluciona lentamente, en un proceso de atención (muchas veces, creemos, de trabajo y esfuerzo) y constancia. Aquella frase prodigiosa de “progresa adecuadamente“.

Así que, cuando oí que en el universo todo evoluciona a saltos, me quedé completamente descolocado.Sobre todo al rumiar lo que eso implica.

Quizás haya un movimiento sutil y por lo bajini que va preparando el siguiente salto. Pero la evolución cierta, rotunda, se produce en ese salto al vacío que nunca queremos dar, que solo damos casi por obligación. Cuando todo está maduro.

De tal manera que periódicamente nos enfrentamos con ese momento para llegar a otro mundo más verde, con más vegetación, más belleza y armonía. Es decir, con más conciencia.

Y aunque sabemos (o intuimos) que el salto nos traerá todo eso, nos resistimos ferozmente a darlo. Si es que somos conscientes de que eso está ocurriendo. Cosa que sucede pocas veces ya que ese momento viene enmarañado de tantos sucesos, desavenencias, infortunios, avatares, sufrimientos, despistes, reproches, dolores, rabias, a veces enfermedades… que nos perdemos.

Sin embargo, repentinamente, se obra el milagro, estamos en otro lugar, nos sentimos profundamente diferentes, la piel ha cambiado y hemos mutado.

¡Hasta la próxima, amig@!!!!